viernes, 21 de diciembre de 2012

UNA MUERTE EVITABLE

Las noticias diarias te machacan, vas haciendo callo. Las imágenes de TV son “reflejos “y ves diariamente tantas y tan brutales que ya no impactan, apenas si parecen algo externo que le pasa a otros y que está “al otro lado”.


Quizá sea imprescindible que esto sea así, por higiene mental, por necesidad de supervivencia. Si te involucras en cada tragedia y la sientes como lo que es, morirás de pena en cuatro días.

Cuando el suceso te afecta directamente o cuando alguien a quien aprecias lo sufre y te lo cuenta en primera persona, el impacto puede ser brutal y aparece la verdadera cara de la tragedia, ya no es algo abstracto que le ocurre a un desconocido. No es como una película que puedes olvidar a las pocas horas de verla. Te machaca la mente y genera un dolor mucho más directo, una rabia mucho más difícil de contener. Ahora sí que aparece la empatía, encuentras la verdadera dimensión por muy dolorosa que esta sea. Y también como no, la impotencia, la falta de recursos para entender el porqué y el cómo actuar para mitigar el dolor y para evitar que casos similares se repitan.

Cando es un amigo quien te narra los hechos en primera persona, ya no es una noticia más, la cosa cambia y cambia mucho.

Ángel se desplazó a su pueblo a visitar a su hermana, para tratar de ayudarla en un momento muy delicado. Por problemas económicos iba a ser desahuciada en breve y la familia en estos casos hace piña e intenta ver que se puede hacer. Estaban viendo la cartilla del banco, los recibos y los papeles, tratando de buscar errores y soluciones, cuando su hermana Maruja, en un arrebato incontrolado se acercó a la ventana y se lanzó al vacío.

Que los hechos sucedan en presencia de todos (niños incluidos) añade una nota aún más negra si cabe a esta desdicha. Pero si hay algo que puede ahondar aún más la pena, es la certeza de que hay culpables y los culpables posiblemente ni tan siquiera tendrán que acudir al juzgado.

Que los bancos y entidades financieras se aprovechen de la falta de conocimientos o de la debilidad de las personas para “venderles” créditos, o productos que no entienden, debiera tratarse como lo que realmente es, un delito penal, ya que las consecuencias son (y así se está demostrando día a día) lo suficientemente graves, para que así sea.

No hay excusa posible, no me cuente aquello de mayor de edad y en pleno uso de sus facultades mentales. NADIE sabe de todo y todos hemos de “fiarnos” día tras día de las “recomendaciones” de un profesional ( mecánico, electricista, fontanero) cuando nos dicen que hay que cambiar tal pieza, nos lo explican y (sin tenerlo del todo claro ) lo aceptamos sin más. Si dicho cambio produce una avería mayor o nos inunda la casa, apuntaremos al profesional como culpable del “desaguisado” en ningún caso,(salvo que el profesional explicase de una forma clara y contundente que el cambio podría producir tal impacto) nosotros seremos los culpables… El por qué si se trata de entidades financieras no se aplican los mismos criterios es algo que me es difícil de entender.

D.E.P

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