miércoles, 28 de septiembre de 2011

LOS GURRIPLES

El año había sido muy seco y los pastos escasos; apenas si se encontraban zonas para alimentar al ganado.
Aunque el amo sabía que sería complicado, había decidido mandar una punta de ganado a la zona del “Tomillar”; hacía años que nadie se aventuraba por esos parajes. Los lugareños, toscos, desconfiados y extremadamente supersticiosos hablaban de espíritus, aparecidos y sobre todo de gurriples.
Mandó llamar a todos los pastores y les expuso la situación, alguno de ellos debería trasladarse al cortijo durante los próximos meses y pastorear en la zona hasta que se acabasen los pastos.
Las caras de los reunidos mostraban el pánico que sentían nada más escuchar hablar del cortijo del Tomillar…. Todos conocían a la perfección las historias que circulaban por la zona “desde siempre”.
Se ofreció un cordero por cada mes de estancia en la zona además de la paga habitual ( 15 panes, una arroba de aceite y otra de harina); fue en ese momento cuando Miguel, hombre bonachón y descreído, dio un paso al frente y se ofreció voluntario para la tarea. Hacía unas semanas que se había trasladado desde La Solana, donde se había criado desde niño, siempre con el ganado al que cuidaba desde la edad de 7 años. Conocía bien las leyendas de la zona y siempre bromeaba con mayorales y zagales.
Su padre había muerto siendo el muy niño y era habitual que cuando se hablaba de espíritus y aparecidos, comentase que a él le gustaría que se le apareciese cualquier espíritu, a ser posible su padre (demostraba con ello la añoranza que siempre sintió)
- ¿Y que harías si se te apareciese tu padre? Miguel…
Se burlaban sus compañeros..
- Nada; hablaría con el y le preguntaría que tal se está en la otra vida, si se pena tanto como en esta o si es cierto lo que nos cuenta el cura y se está mejor…
Charlas como esta eran habituales junto a la lumbre, en las frías y largas noches de invierno.
Preparó Miguel el ato bien acomodado sobre la borriquilla, y acompañado por su perro “banderas” y por 225 ovejas, se encaminó hacia el cortijo, llegando casi a la anochecida.
Encontró el cortijo bastante bien conservado a pesar de los años sin habitar. Había en él cacharros de cocina, mantas y varios enseres que demostraban que los últimos moradores se habían marchado sin “recoger” . Encendió la lumbre preparó la cena y durmió toda la noche.
Por la mañana sacó las ovejas del corral y se encaminó a los pastos cercanos, volviendo al anochecer al cortijo.
Esa fue la rutina diaria, sin que nada ni nadie lo molestase.
Una tarde ya cerca del cortijo, vio como se estaban descosiendo sus abarcas y recordó que no había traído material ni herramienta para reparaciones de este tipo, no se preocupó ya que estaba acostumbrado a improvisar y solucionar problemas mucho más importantes que este.
Al llegar al cortijo buscó entre los escasos bartulos y al ver un bote bastante oxidado y con una tapa, pensó que quizás en él encontraría bramante y una aguja para la reparación pendiente. Le costó abrir el bote, y al conseguirlo la sorpresa fue mayúscula:
Cientos de pequeños seres salieron y lo rodearon bailando y cantando: Aquí me tienes con mis castañetones… currucucu cus cus cus tras. Aquí me tienes que me mandas.
Miguel no salía de su asombro aunque demostró mas curiosidad que miedo… aquellos “bichos”, pequeños enanos, parecían inofensivos, aunque tremendamente “cansinos” aquí me tienes con mis castañetones , aquí me tienes…. Bailaban y lo rodeaban creando un ambiente tenso e insufrible. Miguel no podía pensar, estaba muy sofocado…
Aquí me tienes, que me mandas, aquí me tienes que me mandas…..
Después de unos minutos que parecieron interminables ideó una respuesta improvisada:
Ciento a por agua, ciento a por leña, ciento a emparejarla y ciento a traerla.
Inmediatamente desaparecieron los gurriples y la calma fue absoluta. Respiró Miguel y pensó en como librarse de semejante plaga, eran insoportables con sus cánticos y bailes.
Apenas unos minutos más y la leñera estaba a rebosar con la leña perfectamente colocada. Todos los tornajos y recipientes estaban llenos de agua… los trabajos encomendados se habían realizado a la perfección “en un visto y no visto”.
Los gurriples volvieron a rodear a Miguel y repitieron de nuevo sus canticos…. Aquí me tienes con mis castañetones currucucu cu cu cus tras .. aquí me tienes que me mandas… aquí me tienes que me mandas…. En ese momento Miguel abrió el bote y dijo: Meteos todos aquí, e inmediatamente cumplieron la orden. Puso la tapa y colocó el bote donde lo había encontrado. En los dos meses siguientes que Miguel permaneció en el cortijo, solía observar el bote desde su catre, pero “ni por asomo” se le ocurrió volver a abrirlo.

lunes, 26 de septiembre de 2011

INTROVERTIDOS

ME HA GUSTADO........

Los introvertidos son personas muy sensibles a la dopamina, por lo que una sobredosis de estimulación externa les agota. Por el contrario, los extrovertidos no pueden obtener suficiente dopamina por lo que necesitan adrenalina para que su cerebro la produzca. Los extrovertidos también tienen un recorrido más corto y menos flujo de sangre al cerebro. Los mensajes de un sistema nervioso en un extrovertido pasan por alto el área de Broca en el lóbulo frontal, que es donde una gran parte de la contemplación se lleva a cabo.

Un 25% de la población es introvertida, y en la sociedad actual están en desventaja.

Aquí están algunas ideas falsas comunes sobre las personas introvertidas:

■Mito # 1 – A los introvertidos no les gusta hablar.
Esto no es cierto. Los introvertidos simplemente no hablan a menos que tengan algo que decir. Odian hablar por hablar. Dale a un introvertido algo de que hablar que le interesa, y no se callará durante varios días.

■Mito # 2 – Los introvertidos son tímidos.
La timidez no tiene nada que ver con ser introvertido. Los introvertidos no tienen necesariamente miedo de la gente. Lo que necesitan es una razón para interactuar. No interactúan porque sí. Si deseas hablar con un introvertido, siemplemente empieza a hablar. No te preocupes por ser educado.

■Mito # 3 – Los introvertidos son groseros.
Los introvertidos a menudo no ven una razón para andarse por las ramas con bromas sociales. Ellos quieren que todos sean sólo reales y honestos. Por desgracia, esto no es aceptable en la mayoría de ocasiones, por lo que los introvertidos pueden sentir una gran presión para adaptarse, que la encuentran agotadora.

■Mito # 4 – A los introvertidos no les gusta la gente.
Por el contrario, los introvertidos valoran intensamente los pocos amigos que tienen. Ellos pueden contar sus amigos más cercanos con los dedos de una mano. Si tienes la suerte de que una persona introvertida te considere un amigo, es probable que tengas un aliado leal de por vida. Una vez que te has ganado su respeto por ser una persona con sustancia, estás adentro

■Mito # 5 – A los introvertidos no les gusta salir en público.
Tonterías. A los introvertidos no les gusta salir en público todo el tiempo. También les gusta evitar las complicaciones de estar involucrados en actividades públicas. Analizan los datos y experiencias muy rápidamente, y por lo tanto, no necesitan estar allí por mucho tiempo para “enterarse de cómo van las cosas.” Ellos están listos para irse a su casa, recargarse, y procesar todo. De hecho, la recarga es absolutamente crucial para los introvertidos.

■Mito 6 – Los introvertidos siempre quieren estar solo.
Los introvertidos se sienten perfectamente cómodos con sus propios pensamientos. Ellos piensan mucho. Sueñan despiertos. Les gusta tener problemas para trabajar, puzzles para resolver. Pero también se pueden sentir muy solos si no tienen a nadie con quien compartir sus descubrimientos. Quieren una conexión auténtica y sincera con una persona a la vez.

■Mito # 7 – Los introvertidos son extraños.
Los introvertidos suelen ser individualistas. No siguen a la multitud. Prefieren ser valorados por sus formas de vida propias. Ellos piensan por sí mismos y por eso, a menudo desafían las normas. No toman la mayoría de las decisiones sobre la base de lo que es popular o está de moda.

■Mito # 8 – Los introvertidos son distantes.
Los introvertidos son personas que miran todo hacia adentro, prestando especial atención a sus pensamientos y emociones. No es que sean incapaces de prestar atención a lo que sucede a su alrededor, es sólo que su mundo interior es mucho más estimulante y gratificante para ellos.

■Mito # 9 – Los introvertidos no saben cómo relajarse y divertirse.
Los introvertidos suelen relajarse en casa o en la naturaleza, no en lugares públicos ocupados. Los introvertidos no son buscadores de emoción y adictos a la adrenalina. Si hay demasiado ruido y gente hablando, se cierran. Sus cerebros son muy sensibles a un neurotransmisor llamado dopamina. Los introvertidos y extrovertidos tienen diferentes vías neurológicas dominantes.

■Mito # 10 – Los introvertidos pueden arreglarse a ellos mismos y convertirse en extrovertidos.
Un mundo sin introvertidos sería un mundo con pocos científicos, músicos, artistas, poetas, cineastas, médicos, matemáticos, escritores y filósofos. Dicho esto, todavía hay un montón de técnicas que los extrovertidos pueden aprender con el fin de interactuar con los introvertidos. (Sí, invierte estos dos términos con el propósito de mostrar cómo nuestra sociedad está sesgada.) Los introvertidos no pueden “arreglarse” y merecen el respeto por su temperamento natural y sus contribuciones a la raza humana. De hecho, un estudio (Silverman, 1986) mostró que el porcentaje de introvertidos aumenta con el CI.

Artículo 10 mitos sobre los introvertidos.